Los sumerios de hace cinco mil años seguramente no
sabían que al escribir sus signos cuneiformes en tablas de arcilla eran
protagonistas del tránsito de la humanidad desde la Prehistoria a la Historia.
Aquellas son las más antiguas escrituras cuyo significado
hemos logrado develar y entre ellas están los relatos del primer autor conocido
de la Historia: los himnos y poemas de Enheduanna, la Alta Sacerdotisa de la
Ciudad de Ur.
Pero es probable que los sumerios fueran conscientes de otro
tránsito histórico que se procesaba en ese tiempo. La progresiva pérdida de
poder de las mujeres en la sociedad ante el avance de la lógica de la guerra
conducida por los hombres: La degradación de las Divinidades Femeninas
del Amor y la Fertilidad ante los Dioses Masculinos Guerreros. La
inexorable caída del matriarcado.
Desde el inicio de la Historia nos llega el grito de
angustia de Enheduanna, dando testimonio de aquellos tiempos infaustos con la
belleza de su poesía.
Yo, la que alguna vez se sentó triunfante, fui arrojada del
santuario.
Como una golondrina me hizo volar por la ventana, y mi vida
se ha consumido.
Él me hizo caminar entre las breñas de la montaña.
Él me arrancó la corona apropiada de la alta
sacerdotisa,
Y me dió daga y espada — “esto es más para tí” — me dijo.
Enheduanna, Alta Sacerdotisa de Ur, Sumeria, 2280 a.de C
No comments:
Post a Comment